martes, 1 de diciembre de 2009
VENGANZA
Algo que nunca he sabido utilizar, en mi calidad de persona, me están obligando a usar en mi calidad de Loba.
No soy responsable de nada, pero me estigmatizan. Tratan de que me repudien de la sociedad, de que desaparezca, de que deje de ejercer como persona.....¡¡¡Pues ejerceré como Loba!!!.
¡Ay de aquella que se ponga al alcance de mis garras! La palabra VENGANZA se va a quedar pequeña.
Y sí, asustaros, porque yo en vuestro lugar estaría muy asustada.
Se ha provocado a la bestia. Y la bestia anda suelta.
Ocultaros, evitarla, no os cruceis en su camino, porque ni los gemidos, ni las lágrimas, ni los súplicas van a ser capaces de que SU VENGANZA se cumpla.
miércoles, 4 de noviembre de 2009
Mis jovenes lobeznas
Son tan jovenes, tan dicharacheras, tan únicas, tan auténticas. Intentan vivir la vida con intensidad, con tal intensidad que en vez de vivirla a veces da la impresión de que se la beben a largos tragos, llegando en ocasiones a atragantarse con ella. Pero se recuperan y continúan, y siguen siendo ellas mismas. Son mis jóvenes amigas lobeznas.
Compañeras de mis bailes en los claros del bosque, a la luz de la luna. Renovando con sus movimientos la sabia vieja que por mis venas va corriendo. Y renovándome con su presencia, aportándome la energía y fuerza que en ocasiones, me falta.
Confidentes ellas, de mis susurros a las hojas de los arboles del bosque, a las aguas de los arroyos que fluyen lenta, pero irremisiblemente , al viento que, ahora acaricia con su suavidad, ahora petrifica con su furia.
Veo mi reflejo en ellas. En esa juventud imperiosa, impaciente, impetuosa……..En ese deseo de saber, de conocer, de descubrir, de vivir….
Y ese reflejo me ayuda a seguir, a no vacilar, a no sentir (en ocasiones), a no sufrir (o al menos a intentarlo).
Gracias, mis niñas. Gracias mis jóvenes lobeznas.
viernes, 23 de octubre de 2009
Mi maestra
Cuando danzo con ella, exploto. Me salgo de mi misma y me reinvento. Voy buscando los huesos de los lobos ausentes para formar con ellos un esqueleto, insuflarle vida y que corra libre, y que viva libre. Y cuando, en un momento dado, un rayo de luna incida sobre él, convertirle en mujer salvaje. En la misma mujer salvaje en que me convierto yo, cuando danzo. En las mismas mujeres salvajes en que deberían de convertirse tantas y tantas lobas que, como yo misma, han vivido domesticadas, bajo la presión del lobo de la manada, sin dejarlas ser ellas mismas pero utilizándolas para ser ellos mismos.
Mi querida, queridísima maestra. La que tanto me da, que ante tu ausencia, me hundo, flaqueo, me siento perdida, me pierdo.
Retorna pronto entre nosotras, con tu ondulante movimiento de caderas, tu larga melena al viento y tu languidez, propia de tu naturaleza misma. Retorna a compartir con nosotras tu energía, a porporcionarnos un poco de tu luz, retorna a la danza. Retornanos a la danza.
jueves, 22 de octubre de 2009
Melancolía
Hasta hace poco tenia un compañero lobo con quien compartir mi cueva, mis charlas, mis lloros y mis peleas.Pero hace poco más de un mes mi compañero lobo se ha ido a otra manada, con otra loba, a cuidar de la camada de ésta. No, no supongáis que es más joven que yo (aunque eso tratándose del tópico, me habría consolado, al menos), es una loba mestiza. Sí, sí, mestiza. De padre lobo y madre zorra. Y lo de la madre no lo digo en ningún sentido peyorativo. No está mi ánimo para eso. Lo de la madre zorra lo digo por la astucia con que ha actuado en toda esta historia de amor (o desamor) entre mi lobo y yo. Pero esto es otra historia.
Le echo de menos. Bien es cierto que el sentimiento no es el mismo cuando te dejan que cuando dejas. Y posiblemente por eso, por que soy la loba dejada, le echo tanto de menos.
Si reflexiono sobre nuestra relación, ésta fue muy intensa. Viviamos nuestros altibajos , los buenos y los malos, con esa misma intensidad. Y también los viviamos con la misma pasión.
Somos tan distintos, pero a la vez tan iguales. Nos separan tantas cosas y nos únen tantas otras, que no me puedo plantear volver a tener una relación sentimental como ésta. De hecho, en este mismo momento, no puedo ni quiero plantearme ni siquiera tener una relación sentimental. Y sí, ya lo sé que este sentimiento se pasa, que el tiempo todo lo suaviza, y que, probablemente, algún día me reiré de estas palabras en este blog. Pero ahora mismo, es lo que siento. Y es un sentimiento tan fuerte, que supera incluso a cualquier otro sentimiento dentro de mí. Sí, también sé que debería odiar, en vez de amar. Pero el odio no soy capaz de encontrarlo en mi interior, ni siquiera el rencor, solo el amor. Insisto, a mí me dejaron, no dejé yo.